Una joven con la infancia arruinada por los abusos sexuales de su tío, hoy de 53 años, podrá reconstruir su vida y encontrar un alivio a los nueve años de tocamientos y violaciones a las que fue sometida entre los años 2005 y 2014 en su vivienda de Jardín América.
Desde los 9 a los 14 años fue abusada. Hasta que dio a luz a un bebé engendrado sin consentirlo, sin quererlo y menos buscarlo cuando comenzó a ser accedida carnalmente por su familiar directo.
En 2020 la víctima, cuando cumplió 19 años decidió romper el silencio y acudió a la Comisaría de la Mujer de Jardín América, Unidad Regional IX.
Denunció su padecimiento y señaló al autor. Las evidencias y su relato detallado con circunstancias y dolores tatuados en la memoria y cuerpo fueron contundentes y ratificadas por el Juzgado de Instrucción de Puerto Rico y elevadas a debate al Tribunal Penal 1 de la Primera Circunscripción Judicial.
Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN manifestaron que los abusos a la niña fueron permanentes durante el lapso señalado e incluyeron el silencio de la víctima a través de amenazas de muerte cada vez más fuertes y a medida que la menor crecía.
“Cuando tenía 5 años comenzó sentándome en su regazo y a tocarme los genitales insistentemente. A los 7 años los manoseos eran muy fuertes y me decía que me iba a tirar al río si se lo contaba a alguien”, declaró la víctima en el expediente iniciado el 7 de octubre de 2020 cuando la joven recurrió a la Comisaría de la Mujer.
En 2015, la adolescente con 14 años fue accedida carnalmente y al poco tiempo quedó embarazada y el abusador intentaba que abortara obligándola a “tomar un té con remedios de yuyos (…) Me insultaba y me gritaba que la culpa era mía”.
El acuerdo de culpa y pena firmado resta ser homologado, previa otra audiencia de visu con el confeso autor ante los jueces Gustavo Arnaldo Bernie, Viviana Gladis Cukla y Ángel Dejesús Cardozo.
Fuente: Primera Edición