La investigación del asesinato del cabo primero Mauricio Miñarro (35), ocurrido en el destacamento de Infantería de Eldorado, avanza en medio de una creciente preocupación por las irregularidades que han rodeado el caso desde el momento de su hallazgo, el pasado lunes. Miñarro fue encontrado muerto con dos disparos en el cuerpo, sin signos de defensa, lo que ha llevado a la familia a sospechar de un ataque perpetrado por alguien cercano al agente, posiblemente de su círculo de confianza.
La prima de la víctima, Carina Martínez, expresó a un medio provincial su desacuerdo con la versión oficial que apunta a un robo de aeronave como móvil del crimen. Según Martínez, la reconstrucción del hecho presentada por las autoridades está plagada de inconsistencias, particularmente en lo que respecta a la posición en la que se encontraba Miñarro al momento de su muerte. La familiar señaló que el cabo fue encontrado de frente al agresor, con un disparo en el pecho y una roca en el brazo, lo que refuerza la teoría de que no fue un asalto, sino un crimen perpetrado por alguien cercano.
Un dato relevante que ha salido a la luz es la desaparición de al menos nueve armas del destacamento de Infantería, según el último inventario realizado, lo que podría sugerir un posible vínculo con el crimen. Sin embargo, la desaparición del arma reglamentaria de Miñarro, que según la familia nunca se separaba de ella, podría ser clave para esclarecer el móvil del asesinato. Martínez indicó que esa arma, que se cree fue utilizada para dispararle, aún no ha sido encontrada, lo que refuerza la hipótesis de que Miñarro fue atacado por alguien cercano y no por un grupo de asaltantes externos.
La familia de Miñarro también denunció el mal manejo del caso por parte de las autoridades policiales. Carina Martínez relató que, desde que se enteraron de la muerte de Mauricio, tuvieron que gestionar por su cuenta información sobre el crimen, debido a la falta de comunicación formal por parte de la Policía y los responsables de la investigación. La indignación de los familiares se intensificó cuando el jefe de Infantería de Eldorado, Ricardo Arrúa, se presentó en el velorio, a pesar de que, según la familia, fue la última persona en estar con Miñarro antes de su muerte.
En cuanto al estado de la investigación, se confirmó que se está descartando la participación de un grupo armado de nacionalidad paraguaya, vinculado al narcotráfico, como inicialmente se había sugerido. Sin embargo, aún se manejan diversas hipótesis, y se esperan los resultados de las pericias para esclarecer lo sucedido.
La Policía de Misiones solicitó la intervención de la UR III debido a fallos en los registros de guardia y en el cumplimiento del servicio. En el momento del crimen, Miñarro se encontraba de guardia junto a otros dos uniformados, pero ninguno estaba presente en el destacamento cuando ocurrió el homicidio. Uno de ellos se encontraba en su casa y el otro realizando un operativo en un barrio cercano al Aeroclub, lo que plantea interrogantes sobre la seguridad en el destacamento y el cumplimiento de los protocolos.
La familia de Miñarro, movilizada por la necesidad de justicia, ha decidido contratar un abogado para representarlos como querellantes, con el objetivo de acceder a la información clave de la causa y hacer frente a lo que consideran un manejo deficiente del caso. «Que pague el que tenga que pagar. No todos son culpables, pero las cosas se hubieran hecho de otra manera», expresó Martínez, quien además destacó que su primo era un «policía honesto y leal», y que su muerte se debe a esa integridad.