El INDEC anunció que la pobreza en Argentina alcanzó el 41,7% durante el segundo semestre de 2023, afectando a casi 20 millones de personas. Este porcentaje representa un incremento significativo desde el 40,1% registrado en el semestre anterior, reflejando un empeoramiento de las condiciones económicas y sociales en el país.
El informe revela que dentro de este grupo, el 31,8% de los hogares se encuentran por debajo de la línea de pobreza, mientras que un 8,7% están por debajo de la línea de indigencia. Estos datos reflejan un aumento tanto en la incidencia de la pobreza como en la indigencia, con incrementos de 2,2 y 1,6 puntos porcentuales respectivamente en comparación con el semestre anterior.
Se observa que el empobrecimiento afecta a todas las regiones del país, evidenciando una tendencia preocupante en todo el territorio argentino. A pesar de los esfuerzos del gobierno por controlar los precios y aumentar los planes sociales, así como una emisión monetaria significativa para mantener el consumo, estos esfuerzos no han sido suficientes para contrarrestar la caída del poder adquisitivo de los salarios y las jubilaciones.
El aumento de la pobreza se produce en un contexto de alta inflación, que cerró el año en un 211,4%, la cifra interanual más alta en tres décadas. Esto ha erosionado aún más el poder de compra de la población, especialmente de los sectores más vulnerables.
El impacto de las medidas económicas iniciales del gobierno de Javier Milei, que incluyeron una devaluación del tipo de cambio y la liberación de precios reprimidos, ha exacerbado aún más la situación, provocando una caída abrupta del salario real en un solo mes. Esto ha llevado a un aumento rápido de los indicadores de pobreza e indigencia en el inicio de 2024, según estimaciones privadas.