La tradicional venta de chipas, un negocio emblemático en las localidades de Santa Ana y Candelaria en Misiones, ha experimentado una drástica caída en las ventas. Durante décadas, las familias que se dedicaban a la producción y venta de este producto sostenían sus hogares, pero actualmente enfrentan una situación crítica.
El aumento en los costos de la materia prima, sumado al alza en los servicios básicos como energía eléctrica y agua, ha llevado a que el precio final de las chipas sea más alto. Este incremento, combinado con la disminución en la demanda, ha provocado que alrededor del 80% de los vendedores busquen alternativas laborales.
Mónica Rodríguez, propietaria de una chipería local, expresó su preocupación por la difícil situación que enfrentan. Ante la falta de ventas suficientes para sostener el negocio, ella y su esposo se han sumado a la venta callejera de pan para diversificar sus fuentes de ingresos.
Antes contaban con 30 vendedores que cubrían varias localidades, pero en la actualidad solo quedan dos. Muchos de los vendedores han tenido que cambiar de rubro, dedicándose a actividades como cortar pasto o realizar trabajos de albañilería para mantener sus ingresos.
La pandemia de COVID-19 también ha afectado el negocio, y la disminución en la circulación de personas ha exacerbado la crisis. A pesar de estos desafíos, algunos jóvenes continúan acercándose a la venta de chipas como una fuente de ingresos adicional.
La comunidad muestra solidaridad, pero los comerciantes luchan contra una situación económica complicada. La venta de chipas, que solía ser un sustento para muchas familias, ahora enfrenta la incertidumbre y la necesidad de adaptarse a nuevas realidades económicas.