Misiones se caracteriza por su abundante flora y fauna, cuya diversidad es objeto de estudio y la lucha por la conservación de ella, una tarea titánica.
En nuestra ciudad, cuya característica de ser una ciudad desarrollada a lo largo de una ruta, ahora Avenida San Martín, ha significado que existan muchos espacios verdes, con cauces de arroyos que no han sido pobladas y conservan una flora y fauna muy interesante.
Si bien existen muchos espacios verdes en Eldorado, su ubicación llama la atención al estar entre la Avenida San Martín y Paraguay, dos arterias muy transitadas.
En el idílico lugar, en horas del alba, del mediodía, del ocaso o en la noche, se escuchan infinidades de sonidos de diversos animales de pájaros: urutaú, saracura, tijereta, tordo, urraca, pirincho, avistaje de picaflor y hasta de animales.
En pleno km 8, sobre y a la vera del cauce del Arroyo Pomar, existe una franja de árboles de más de 1.000 metros de extensión, donde la frondosidad es el denominador común.
Se extiende desde la calle La Habana, a metros de la Avenida San Martín y siempre por el cauce del Arroyo Pomar, hasta la Haidinger.
Vecinos de la zona destacan la presencia de mucha fauna, que llaman la atención su permanencia ante el avance del ser humano sobre su propio sostén: la naturaleza.
La conservación de una franja de arboleda de los arroyos misioneros es una tarea del Estado pero también de los vecinos, buscando, entre todos, haciendo y conservando un espacio que atrae a los amantes de la naturaleza y a los que transitan por el lugar por su espesura, agradable temperatura, silencio y conservación.
El avance en la construcción de viviendas originará la desaparición de ese lugar idílico, que para los desprevenidos, incluso de esta misma ciudad, llama la atención por su conservación.
Es común, ante la avaricia voraz del humano, escuchar el trabajo de una motosierra apeando árboles de ley y que constituyen robos para los propietarios que poseen terrenos sin construir en la zona.
Sin lugar a dudas, es un lugar que debe llamarnos a todos los eldoradenses de aunar esfuerzos y buscar la manera, antes de que sea tarde, de conservar ese espacio verde natural, incluso recuperando, para dejar a las generaciones futuras un espacio enclavado en el medio de la ciudad.
ONG, vecinos, amantes de la naturaleza y el mismo eldoradense debieran aunar esfuerzos y concertar maneras de conservar tan idílico lugar y que, por su ubicación, merece ser conocido, disfrutado de sus encantos, cuidado y conservado. Vale todo esfuerzo porque siga su conservación.