Durante marzo, el consumo masivo en Argentina experimentó una nueva caída, según datos de la consultora Scentia. Esta vez, la disminución fue del 7,3% interanual en los supermercados, afectando también a otros canales de venta como los mayoristas, los autoservicios y las farmacias.
La falta de oferta, promociones o congelamientos efectivos no logra atraer a los consumidores, quienes enfrentan una situación de restricción económica. Esta situación preocupa a los representantes de las grandes cadenas de supermercados, quienes ven cómo las ventas continúan en picada, incluso en productos considerados de primera necesidad como alimentos, bebidas y artículos de higiene y limpieza.
El panorama es desolador para el sector del retail en general. Además del descenso en las ventas de supermercados, los mayoristas experimentaron una caída del 10%, mientras que las cadenas de farmacias sufrieron un descenso del 20,2%. Esta situación se ve reflejada también en otros rubros como la alimentación, las bebidas, la higiene y la limpieza del hogar.
El impacto en el consumo no se limita a productos suntuarios o postergables, sino que abarca todas las categorías del consumo masivo, lo que evidencia una agudización de la pérdida de poder adquisitivo desde diciembre. Por ejemplo, la caída en las ventas de leche durante el primer trimestre fue del 20%, lo que demuestra la gravedad de la situación.
Paralelamente, la confianza en el Gobierno liderado por Javier Milei también ha disminuido. Según datos de la Universidad Torcuato di Tella, el índice de confianza en el Gobierno cayó un 4,4% en abril. Esto refleja un debilitamiento del apoyo social al plan económico del Gobierno, que se enfrenta a un escenario de escasa fuerza parlamentaria y nula presencia en los gobiernos distritales.