Silvina Luna, de 43 años, falleció el jueves en el Hospital Italiano, donde había estado hospitalizada desde el 13 de junio. La modelo padecía una insuficiencia renal aguda como resultado de una mala praxis en una cirugía estética realizada por el doctor Aníbal Lotocki en 2011. Estaba a la espera de un trasplante de riñón, el cual se retrasó después de contraer una bacteria que la mantuvo internada durante dos meses y medio.
«Silvina ya no está entre nosotros», compartió en llanto Flor de la V en Intrusos, confirmando la noticia tras conversar con Fernando Burlando, el abogado de la modelo. Previamente, Jorge Rial había dado detalles sobre su estado de salud. «Todo lo que vamos a contar es esto, esta decisión familiar obviamente de desconectar a Silvina. Lamentablemente esto acaba de suceder. Nada, está en manos de Dios, o lo que vos creas».
Desde su ingreso al hospital, Silvina permaneció sedada y con asistencia respiratoria hasta el jueves 29 de junio, cuando mostró una ligera mejoría. A partir de entonces, su condición de salud fluctuó entre mejoras y retrocesos. El último comunicado médico oficial, emitido el 17 de agosto, indicaba una evolución dentro de la gravedad general del cuadro: «Se encuentra respirando por sus propios medios, con rehabilitación kinesiológica, nutricional y psicológica». Sin embargo, Burlando expresó su preocupación el miércoles. «Silvina está realmente luchando por su vida, por su recuperación. Está siendo una lucha incansable. Y estas cosas hacen que no se sepa qué puede pasar», afirmó en el programa Poco Correctos (El Trece).
El fallecimiento de Silvina Luna generó un profundo impacto en sus amigos, seguidores y la comunidad artística. Desde que se conoció la gravedad de su situación, se organizaron cadenas de oración y se llamó a donar sangre en una iniciativa que movilizó a la opinión pública. Pequeños gestos de amor surgieron a raíz de un caso que conmovió a todos, debido a la juventud de Silvina y a la injusticia de su partida.
El 5 de junio, compartió su último post en Instagram, un video desde el Hospital Italiano donde estaba internada, con la esperanza de transmitir un mensaje de esperanza. Con el barbijo y la cofia quirúrgica puestos para el procedimiento, comenzó: «Hola amigos, miren dónde estoy: estoy en la sala de diálisis. Supongo que mañana ya me voy a casa. Me interné porque salieron los resultados de la biopsia de la micobacteria y finalmente se identificaron los medicamentos específicos que debo tomar. Son dos, así que los estoy probando internada para ver si los tolero y si está todo bien. Por ahora, va todo perfecto, así que estoy contenta con eso».
A pesar de la adversidad, nunca se rindió y, a pesar del dolor, estaba esperanzada en lo que vendría: «Comencé otro camino que me entusiasma, el camino para combatir esta bacteria y el camino hacia el trasplante. Quería compartirlo con todos los que están pendientes, los que preguntan y los que envían oraciones y palabras de cariño. Así que gracias y seguimos adelante, con fuerza. A todas las personas que están en una situación similar, no bajen los brazos».
Su hermano incondicional, Ezequiel, cuatro años menor, dejó su Rosario natal para estar a su lado en Buenos Aires hasta el último momento. Los hermanos siempre estuvieron cerca y su relación se fortaleció en 2008, cuando sus padres, Sergio y Roxana, fallecieron en un lapso de cinco meses. Ezequiel incluso se ofreció como donante de órganos, algo que no convencía del todo a Silvina. «Familiares míos se ofrecieron a donarme un riñón. Todavía falta y no me quiero adelantar. Primero tengo que estar en la lista del Incucai. Una de las personas que se ofreció fue mi hermano, pero a mí todavía me da cosa hablarlo. Yo sé que él está ahí, pero todo depende de muchas cosas», dijo en su momento.
Los problemas de salud de Silvina Luna comenzaron con una intervención estética en 2011 a cargo del médico Aníbal Lotocki, quien le inyectó biopolímeros en los glúteos, lo que le produjo hipercalcemia e insuficiencia renal. Como resultado, Lotocki fue condenado a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina por el delito de lesiones graves. Silvina Luna esperaba un trasplante de riñón y se sometía a diálisis tres veces por semana en sesiones de cuatro horas, ya que sus riñones habían dejado de funcionar. A principios de junio, su situación se complicó aún más al contraer una bacteria, lo que desencadenó una lucha que finalmente le costó la vida.
Nacida el 21 de junio de 1980 en Rosario, Silvina Luna se dio a conocer en la segunda edición de Gran Hermano en 2001. Fue finalista en el reality que consagró a Roberto Parra y marcó el comienzo de una carrera que la mantuvo en el centro de atención del mundo del espectáculo durante 20 años. Actuó en programas de televisión como Son de Fierro, La Pelu y Las Estrellas, y fue panelista en ciclos como Incorrectas y Flor de Equipo, además de destacarse en Bailando por un Sueño. En teatro, brilló en las revistas «Coronados de Risa… vivamos!» y «El Champán las Pone Mimosas», así como en las comedias familiares «Algunas Mujeres a las que le Cagué la Vida» y «Abracadabra».
Su último trabajo fue en 2022 en la primera temporada de «El Hotel de los Famosos», del cual tuvo que retirarse debido a sus problemas de salud. Fue en ese momento cuando el público tomó plena conciencia de su situación y se solidarizó con su batalla, brindando apoyo y energía para su recuperación. Una lucha que se convirtió en la suya y que la llevó hasta el final. Hoy lloramos su partida, prematura e injusta.