Juan Grabois, el referente social y precandidato a presidente de Unión por la Patria -junto a la socióloga Paula Abal Medina en la fórmula- dijo presente en En Confianza, el nuevo ciclo de entrevistas en República Z.
Conducido por la influencer Mai Pistiner, ella comenzó asegurando: “Tenía muchos preconceptos suyos, hay mucha gente detrás de mi generación [tiene 32 años] te prejuzga, no te conoce, y te asocia a un sector político [la izquierda]”. Por ende, buscó develar a la persona, detrás de las ideas políticas, en una entrevista descontracturada.
Y muchas cosas no se sabían y -según Grabois- no le gusta indagar en profundidad. “Es un padre de familia, tiene tres hijos, está casado [no dice con quien] y -reconoce Mai- “mucha gente de mi generación piensa que vivís abajo de un árbol y comés…” “(Risas) bayas”, completa Grabois en tono jocoso.
A los 18 años, Grabois se fue de la casa familiar, durante un par de meses fue profesor particular y después recaló en un call center, aunque su vida está marcada por dar clases (Teoría del Estado) en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. “Toda mi vida trabajé para el sector privado, nunca tuve un cargo público, mi principal ingreso son las regalías de mis tres libros que los publican editoriales multinacionales, tengo otros dos que no me generan ganancias”, asegura.
Este abogado de 40 años que organizó desde muy joven cooperativas y unidades productivas de trabajo colectivo, fundó el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y reconoce que tiene amigos con helicóptero pero él no se sube. “¿Por miedo?”, preguntó Pistiner. “No, al contrario, si no me dedicase a esto me gustaría ser piloto de helicóptero”.
El universo de la dirigencia social lo empotró al mundo de la política y, desde esa plataforma, surge la incógnita de cómo maneja la descalificación en épocas preelectorales. “Se pone todo medio tóxico”, reconoce y agrega: “No me mueve un pelo, tengo un poco el cuero duro, y cuando no tenés toda la líbido metida en la lógica de la competencia, sino en el aspecto colectivo de lo que estás haciendo, no te afecta tanto”.
“¿Cómo te llevas con el dinero?”, pregunta Mai. Y agrega: “Me gusta la simplicidad, que no es lo mismo que vivir sin comer, no he hecho votos de pobreza, pero me gusta -parafraseando la frase popularizada por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota del tema Un poco de amor francés, (del disco “La mosca y la sopa”, 1991) que el lujo es vulgaridad lo tengo muy presente”, acotó sobre la famosa cita -readaptada- que acuñó Jorge Luis Borges allá por 1981.
“Nunca me compré ropa porque siempre tuve alguien que me la regaló”, dice entre risas Grabois, mientras Mai le pregunta por su campera (“regalo de una compañera”) y luego desgrana su vestimenta: “Zapatillas compradas por mi mamá, el jean no sé quién me lo regaló” y sentencia con una llamativa frase: “A una casa de ropa, a comprar, no fui nunca”, remató mientras recordó que tiene un auto modelo 2001 y, risueñamente, reveló: “Se rompió hace poquito”, revela este cinéfilo empedernido, amante de series como Game of Thrones y todas las referidas a asesinos seriales (”hice un posgrado en psicología criminal, como paradigma científico para interpretar la política tenés que estudiar eso”).
Otro de los tópicos que se tocaron en la nota fueron las redes sociales. Según Grabois, son “mecanismos de polarización tecnológicos” y “herramientas para transmitir ideas” que, según él, “te pueden absorber el corazón, si te metés a fondo con eso”, por eso -reconoce- hace rato no tiene las claves de sus redes y que formó entre 600 y 700 dirigentes sociales. “Tengo amigos del colegio que tienen ideas políticas totalmente opuestas a las mías y siguen siendo mis amigos”, asegura y reconoce que varios votan a Larreta y Bullrich y “algún que otro” a Milei. “Nos lo tomamos en joda [en referencia a la grieta] porque saben que el 95% de las cosas que dicen de mí son mentira, ellos me conocen”, asevera.
“Cualquiera que tenga exposición pública es una ´persona´” y recurre a la etimología griega de esa palabra [“máscara”] a la que desglosa como “la construcción de la mirada de los demás más que la propia”. Y justifica: “Esa máscara que se hizo sobre mí, me juega en contra pero no trabajo para romperla, porque la realidad lo va a hacer”, dice lacónico.
Las respuestas de Grabois no son llanas, él recurre al contexto académico para desmenuzar la pregunta en cuestión. Ante la duda de si, desde chico, se identifica con la palabra “rebelde” cita el libro Revolucionarios, una de las obras del célebre historiador británico Eric Hobsbawm. “No tenemos un objetivo solamente de impugnación del statu quo sino con la transformación” y cree que una revolución es “cambiar el eje de rotación de las cosas: cuando el mundo gira alrededor solo del Dios Dinero, guita, guita, guita y crea sus manifestaciones externas (la competencia por las cosas y la cosificación de uno mismo), para mí hay algo enfermizo”. sostiene.
Ante la presunción de sus ideas de izquierda, por más que no forme parte de ese partido político, Grabois se define como un “humanista” y defensor de la naturaleza. Y, para sorpresa de su entrevistada, se coloca a favor del matrimonio igualitario y de separar al Estado de la Iglesia. “No creo que el Estado deba consagrar el matrimonio de nadie, sino de garantizar los derechos de una pareja” asevera. Y confiesa: “Cuando veo gente forzando el todes, me cae tan mal”, opina acerca del lenguaje inclusivo y el “caretaje” que se generó alrededor de eso.
El tema aborto también se toca en República Z y Grabois es tajante al respecto. “Cuando di mi postura, mis compañeras, de un pañuelo u otro, me dijeron: ´Hermanito, este es un tema nuestro, no hables más, te callás´”. “¿Y qué hiciste?”, preguntó Pistiner: “Lo hice, me pareció algo absolutamente razonable, es un tema del que no hablo más”, afirma este también lector profuso quien se refugia detrás de los libros y los usa como trinchera anti-tecnológica.
”¿Sos el colgado que responde a las dos horas un WhatsApp?”, pregunta Mail. “O no respondo”, arremete él y afirma que tiene una agenda telefónica con muy pocos números: “No más de 30 personas lo tienen y, de tanto en tanto, cambio de número y teléfono”. “Como una celebrity”, chicaneó Mai. “Me gusta hacer las cosas cara a cara”, responde él en seco y deja una perlita con respecto al círculo rojo K. “Una sola vez tuve un grupo de WhatsApp con Máximo (Kirchner) y Axel (Kicillof) para redactar una carta al Fondo Monetario Internacional, a los dos o tres días que Macri anunció el crédito”. Y agregó: “La base social la armé yo, la parte económica la hizo Axel y Máximo se enfocó en torno al kirchnerismo-peronismo”, afirma este devoto de Evita y el Che Guevara.
“¿Con Cristina te hablás?”, quiso saber su entrevistadora a lo que él responde: “Sí, ella es una de las 30 personas que tiene mi número”, sin dar más detalles este amante de la música clásica, el heavy metal y el rock nacional, que “amenaza” a cortar el stream si no ponen en vivo el tema Ya no sos igual, el clásico del grupo 2 Minutos junto a Trueno. Se escucha de fondo la canción mientras Grabois entona todo el fraseo del referente trapero, mientras atrona el himno del punk nacional.
Siguiendo en el palo musical, Mai le pregunta si llevaría a alguno de sus hijos a un recital de Tini (Stoessel). “Lo he hecho, pero yo soy team Lali (Espósito), ¿está bien?”, pregunta Grabois mirando fuera de cuadro. Y aclara: “Pero Tini tiene una cosa, en un momento dice ´Las tres T´, y nos la robó: es Tierra, Techo y Trabajo, hay una flagrante violación de copyright, se la robó a los movimientos sociales, ella por lo menos tiene que grabar un spot que diga tierra, techo y trabajo, así que Tini, ponete las pilas”, reconoce este anti cholulo total (”si estoy con Messi no sé si le pediría una foto”) y presa de una dicotomía futbolera entre San Lorenzo (por su hijo, que se impuso) y Chacarita (por su abuelo).
El vector político
Grabois recordó el “filón macrista” de la referente pop preadolescente. “Horacio y Patricia fueron a un show de ella, tenés que ir”, chicaneó Pistiner. “Ni en pedo”, le contestó académicamente el líder social. Y sentenció: “Me da vergüenza ajena ver a esa señora y a ese señor, en un show de Tini, mendigando el voto teen, es muy lamentable, tengo límites en la vida”, cerró entre risas.
La recta final de la nota se abrió hacia su contrincante en las próximas PASO de agosto, el ministro de Economía Sergio Massa. “Me da un poco de lástima por él, tiene que sobreactuar un poco su vínculo con Cristina para ver si queda absuelto de lo que hizo antes”, afirmó y cree que entre los votantes hay un “nivel muy grande de desconcierto porque venimos de dos decepciones, la macrista que prometió pobreza cero y la revolución de la alegría; y la albertista que prometió hacer todo lo contrario a lo que hizo Macri y la verdad es que no se resolvieron los problemas”.
“¿Si gana Massa te sumarías a su núcleo más cercano?”, consultó Mai. “No, no voy a ser ministro de Massa, hay una característica básica de toda persona que digo lo que pienso y hago lo que digo y, si yo gano, quiero que mi rival acompañe como corresponde a una coalición: si pierdo voy a tratar de acompañar para que nuestros principios sociales estén dentro del programa de Gobierno”, cerró el dirigente.
El ping-pong de las preguntas de los seguidores de Mai
♦ ¿Ahorrás en dólares?
“No y prácticamente no ahorro nada en este momento, debo estar muy en cero”.
♦ ¿Cuánto gastás por mes?
“Ponele que, entre todos, 200 mil pesos, somos cinco”.
♦ ¿Cuántas horas trabajás al día?
“De trabajo remunerado entre cuatro y cinco, que son dar clases en la facultad y, por otro lado, escribir”.
♦ Si alguno de tus hijes cae con un novio tipo Ramiro Marra…
“El amor no tiene ideología, será muy bien recibido o recibida, mientras respete al otro ser humano no hay problema”.
Fuente: Infobae