No alcanzan los adjetivos para definir el mal momento que volvieron a vivir ayer los directivos y docentes de la Escuela 835 del barrio Manantiales cuando llegaron para iniciar una nueva jornada y se encontraron con vidrios rotos, rejas forzadas, cerraduras violentadas, el faltante de la garrafa de gas y de la casi totalidad de la mercadería destinada a los niños de la jornada extendida que había sido comprada en la antevíspera para todo mayo.
Una vez más fueron robados, como hace casi dos semanas y, más allá del hecho puntual, sienten dolor e impotencia porque están solos sin ninguna autoridad superior que se preocupe por brindarles seguridad.
María Romero, docente de 4° B, explicó que “fuimos víctimas de un robo muy violento. Se llevaron la cocina, la garrafa, elementos para cocinar, utensilios, la materia prima y lo que no pudieron acarrear destruyeron, como por ejemplo la heladera. También se ve que buscaban otros elementos de mayor valor porque fueron abriendo y forzando otras puertas, inhabilitando por ejemplo la puerta principal de cierre y de la Dirección”.
Apuntó que “aparentemente ingresan al predio por la parte trasera, donde hay un playón que es muy grande y que está lejos del casco central. Al no estar habitado, no está iluminado, entonces avanza la vegetación y es un lugar oscuro que ellos ya ocupan como tránsito común para venir a delinquir”.
Romero también manifestó que “los docentes sabemos quiénes son los que entran a robar, hasta los niños los conocen porque nos cuentan. Entonces se hizo la denuncia correspondiente en cada oportunidad que entraron a robar, se contó todo a la policía y hasta ahora estamos esperando que se preocupen y que se ocupen. Como escuela no podemos más, el cuerpo docente se ocupa de realizar las visitas en el perímetro cuando la escuela está cerrada para ver si está todo bien, si no pasó nada, cada maestro y directivo tiene un gran compromiso. Esto no puede seguir así, es desgastante y la policía no se hace cargo de brindarnos seguridad”.
Recordó que “la escuela no dispone de sereno porque esa figura no está prevista en el marco del Consejo General de Educación. Entonces lo que se hace con mucho esfuerzo del cuerpo docente y directivo es hacer venta de empanadas para reponer los candados que rompen, los focos que se llevan absolutamente todos, pero hasta ahí llegamos. Pagar un sistema de alarma o un servicio de sereno está totalmente fuera de nuestro alcance”.
Fuente: Primera Edición