Aniversario de la Policía de Misiones: 167 años al servicio de los misioneros. El primer grupo de efectivos llego a estas tierras para erradicar el robo de la yerba mate y prevenir delitos contra la propiedad.
Para ello se asignó al sargento Lino Martínez perteneciente al Régimen 3 de línea, con asiento en Siete Puntas, que partió desde Corrientes con un grupo de hombres y varias cabalgaduras para recorrer los inciertos caminos hacia Misiones.
Después de varios días y de vivir diversos sucesos, culminó el viaje a metros del río Uruguay, en el paraje Javier, se fundó la primera Jefatura de Policía de Misiones.
Estaba construido sobre un rancho de madera con compartimientos de adobe, techo de paja, que albergaba a unas 30 personas, entre policías y familiares . A los pocos días comenzaron a distribuirse. La mitad se establecerá en esa comisaría y los demás por distintos destacados de la región.
¿Quién fue el “Sargento Chaque Che”?
Eduardo Ramírez era un hombre de piel cobriza, de voz ronca y poca barba. Había nacido el 13 de octubre de 1872 en San Miguel, Corrientes, y allá por el año 1905, prestó servicio en la Policía de Frontera del Chaco. Unos cinco años después, llegó a Misiones donde se hizo famoso con el nombre del “Sargento Chaque Che”.
Quienes lo conocieron más de cerca, llegaron a afirmar que así como en la historia argentina aparece la figura de San Martín, Belgrano, Guacurarí, y otros tantos hombres ilustres, en la trayectoria de la Policía de Misiones sobresale la figura de una persona que llegó de otras tierras y sembró el ejemplo de firmeza, sacrificio y vocación de servicio por los demás.
De acuerdo a los relatos de la época, una madrugada el sargento Ramírez interceptó una partida de contrabandistas y el arma que portaba quedó sin balas. Como uno de los bandidos siguió disparando al sargento, éste contestaba los balazos con su sable al grito “Chaque Che”.
Cuando el delincuente fue arrestado, Ramírez tenía su uniforme hecho jirones y un apodo que recordaría por cientos de años. Es por eso que decían que impuso la ley, sobre todo a los contrabandistas y delincuentes comunes, quienes conocieron muy bien su renegrido sable de caballería que se imponía en los momentos difíciles ganando el respeto que perduraría a lo largo de la historia. Fuente: PE