Pretenden redoblar recorte al subsidio a la luz y el gas. Para reducir el gasto público, ahora el Gobierno nacional analiza quitar el beneficio para quienes tengan auto o moto con menos de cinco años de antigüedad.
Quienes sean dueños de motos o autos con una antigüedad menor a cinco años también perderán el derecho a cobrar subsidios del Estado a la electricidad y el gas.
Esa es la propuesta que llevará el Gobierno a las audiencias públicas que se realizarán el 29 de febrero próximo, en el marco del objetivo de achicar los gastos públicos.
El Gobierno analiza una quita de subsidios generalizada para la luz y el gas a quienes tengan a su nombre un auto o moto con menos de 5 años de antigüedad. Hasta el momento esto mismo ocurría pero con vehículos con menos de tres años.
La información surge de los documentos publicados por la Secretaría de Energía, que servirán como sustento para la audiencia pública por la segmentación de tarifas y subsidios, a realizarse el jueves 29 de febrero.
Allí se presentará y pondrá a discusión la nueva “Canasta Básica Energética”, una herramienta para obtener mejor eficiencia y focalización en la ayuda del Estado nacional a los hogares.
Hasta el momento, el criterio de exclusión vigente por la segmentación puesta en marcha en agosto de 2022 es que las personas que tengan a su nombre 3 o más vehículos automotores con menos de 5 años de antigüedad no tendrían subsidios y quedarían catalogadas como “Nivel 1” (N1, “ingresos altos”) en su hogar.
Otros criterios patrimoniales que implicarían una eliminación de las subvenciones estatales son: si dentro del grupo conviviente hay personas con al menos una aeronave o embarcación a su nombre o si tienen dos o más inmuebles registrados.
Por el lado de los ingresos, el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anticipó que el Estado únicamente pondría la diferencia cuando los hogares destinen más del 10% de sus ingresos a pagar la electricidad y el gas natural por redes, lo que determinaría una “pobreza energética”. Resta ver cómo se aplicaría también a las garrafas.
El Gobierno promete cruzar múltiples bases de datos para validar la información que provean los usuarios que soliciten subsidios. Por ejemplo, datos sobre fallecidos, pensiones no contributivas, jubilaciones, pensiones, programas sociales, empleo, inmuebles, registros de embarcaciones, padrón de automotores, aeronaves, certificados de discapacidad y electrodependientes.
También buscará datos sobre el cobro de seguros de desempleo, obras sociales y prepagas, seguros de salud, asignaciones familiares, “vivienda social”, sociedades y personas jurídicas, alumnos del sistema educativo, becas y deudores del sistema financiero registrados por el Banco Central (BCRA).
Con todo, será un desafío chequear en poco menos de dos meses millones de datos en un país con alta informalidad laboral y con un sistema que, por lógica, tiende a generar incentivos para la subdeclaración de ingresos y patrimonios, al igual que el actual Registro de Acceso a los Subsidios a la Energía (RASE), vigente desde hace un año y medio.
La nueva canasta básica energética debería estar definida en abril y se pondría en marcha en mayo, de acuerdo a lo que consta en el Staff Report del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los subsidios a la energía deberían caer este año entre 2.500 y 3.000 millones de dólares, del equivalente a 1,6% del PIB a 1,1 puntos.