La fachada era una tienda online de indumentaria femenina, aunque la única ropa que había era la de la propia esposa de Roni Gabriel D. S. (27), detenido desde el último martes acusado de abuso sexual simple en perjuicio de una joven que aceptó modelar prendas para la promoción de un supuesto showroom.
Ese mismo día fue denunciado por dos chicas, de 21 y 26 años, a las cuales convocó a su casa para modelar a cambio de un canje de ropa. Cada una fue por su cuenta, en diferentes días, al tiempo que sus testimonios permitieron develar el modus operandi del implicado.
También se determinó que otras mujeres posaron para él, aunque por el momento sólo se recepcionaron dos denuncias. En general, quienes accedieron a modelar la ropa eran conocidas y hasta amigas de la iglesia en la cual el sospechoso enseñaba el ukelele a los niños.
Es más, gozaba de tan buen concepto que los responsables del mismo culto lo recomendaron para portero del colegio que la congregación administra en el barrio Copisa de Oberá. Y fuera de su horario laboral, Roni decía dedicarse a la venta de indumentaria femenina, por lo que constantemente requería modelos a las que citaba a primera hora de la mañana, siempre en ausencia de su esposa, quien es docente.
Fue así que el último martes acordó una sesión de fotos con Gimena C. (21). La chica llegó puntual a la cita y acompañada por una amiga, a pesar que el implicado le había propuesto que vaya sola. Pero la modelo tomó sus recaudos y, ante la evidencia del caso, está claro que hizo bien en ir con una acompañante.
Quedó grabado
En diálogo con un medio provincial, la joven detalló que el acuerdo previo contemplaba una sesión de fotos de diferentes prendas de vestir para la promoción del supuesto showroom.
Una vez en el lugar y tras una primera tanda de fotos, Gimena se dirigió a una habitación para cambiarse de ropa, momento en que el dueño de casa le pidió «esperá un ratito», tras lo cual él ingresó a la habitación por algunos segundos.
Luego salió sin su celular, que momentos antes tenía en la mano, lo que no pasó desapercibido para ella. Fue así que al ingresar al cuarto la chica comenzó a revisar el lugar y encontró el teléfono dentro de un canasto, con la cámara de video encendida y enfocando hacia el sector donde se cambiaba.
A notar eso, la modelo grabó con su teléfono la secuencia registrada en el otro celular. En la escena se ve al sospechoso dejando su teléfono y saliendo de la pieza, imagen que luego fue aportada en la denuncia. Tras tomar dicho recaudo para poner en evidencia el accionar del individuo, Gimena salió del cuarto, le recriminó por su actitud y se retiró del domicilio.
La joven se mostró indignada por la situación y se preguntó «a cuántas chicas más le habrá hecho lo mismo. Es un delito contra la intimidad de las personas y no puede quedar impune». Precisó que en la previa el sospechoso le pidió que vaya sola a su casa, a lo que no accedió y por ello acudió con una acompañante. «Si no, no sé qué hubiera pasado», subrayó.
Y agregó: «Su estrategia era simple: buscaba chicas que modelen su ropa para después grabarlas y hasta más que eso».
Pidió disculpas
Luego de radicar la denuncia, la joven utilizó sus redes sociales para comentar lo sucedido y alertar a posibles víctimas. Al respecto, mencionó que en un par de horas varias mujeres se contactaron con ella para contarle sus experiencias con la misma persona.
Detalló que conoce al portero por su pertenencia a la iglesia evangélica a la que concurren varios familiares, por lo que aceptó la oferta laboral, con la salvedad de que no fue sola, como se lo habría propuesto.
«Todavía no lo puedo creer. Abusó de la confianza que le tenía y quiso grabarme sin mi consentimiento esperando a que me desnude. Aparte, desde que hice mi descargo público, varias chicas me escribieron para contarme cosas que les hizo. Algunas me dijeron que van a denunciar y espero que la justicia actué», subrayó.
Además, puso en dudas la existencia del showroom, lo que no sería más que una fachada para engañar a sus víctimas. En tal sentido, mencionó que «busca chicas y les propone un canje de ropa, pero su intención es grabarlas desnudas».
Asimismo, comentó que apenas dos horas después del episodio denunciado, Roni le escribió para pedirle disculpas, de lo que tomó captura de pantalla y publicó en sus redes.
«Te quiero pedir disculpas por lo que intenté hacer hace un rato. No logré nada, pero quedé mal frente a ustedes por esto. No hice nada, sólo intenté. No quise llegar a que termine mal esto. Porfa discúlpame. Nunca quise tener problemas», cita el mensaje.
Como si esto fuera poco, también compartió capturas de mensajes que el mismo individuo le envió el mismo martes a otra joven con la propuesta de hacerle fotos.
Grave acusación
La situación del acusado se complicó por la denuncia de Daniela C. (26), quien precisó que lo conoce por su pertenencia al mismo culto religioso. Incluso, afirmó que era amigo de la familia.
Detalló que el pasado 30 de mayo, a las 7, se presentó en su departamento, en calle Finlandia de Oberá, para hacer fotos con remeras, remerones y lencería, tal lo previsto. La retribución sería un canje de ropas.
«Cuando llegué me dio ropa que supuestamente tenía para la venta, pero después me di cuenta de que era ropa de la esposa, a la cual conozco, lo que me pareció raro», mencionó.
En un momento dado el acusado le pidió que se quitara la ropa interior «porque se marcaba para las fotos», agregó la chica en su denuncia.
También le dijo cómo posar y, aprovechando de la situación, manoseó sus partes íntimas y hasta la habría grabado, con la excusa que editaría el material.
Asimismo, el portero le preguntó si vendía contenido, a lo que la joven le respondió que no, pero le insistió para que lo haga y que se lo compraría. La joven nunca accedió.
«No me di cuenta que me haya grabado, pero unos días después un amigo en común me reprochó porque vio un video mío desnuda, y yo no entendía nada. Me dijo cómo era la escena y ahí caí en lo que había pasado», explicó.
La conmoción fue tal, que en primera instancia la chica no se animó a denunciar, aunque luego se enteró de que no habría sido la única víctima y recurrió a las autoridades.
Según un vocero del caso, este segundo caso hace presumir de la distribución o venta del material grabado, lo que podría agravar la acusación sobre el portero y profesor de música.
Fuente: El Territorio