El presidente electo, Javier Milei, reafirmó su compromiso de eliminar la obra pública nacional apenas después de su victoria. Esta medida, que pretende reemplazar la inversión estatal por un modelo de inversión privada similar al de Chile, ha generado preocupación en los gobernadores y en diversos sectores económicos de las provincias.
Según Milei, considera que la obra pública representa un gasto para el Estado y no una inversión. Propone licitar aquellas obras en curso para evitar más erogaciones. Su futuro ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, ratificó esta visión y anticipó la intención de fomentar la inversión privada como alternativa.
En Misiones, el sector de la construcción, fuente importante de empleo, sigue con expectación esta situación. El presidente de la Cámara Argentina de la Construcción en la provincia advirtió que detener la obra pública significaría una pérdida significativa de empleos directos e indirectos en el sector, afectando la industria y el consumo en corralones y otros rubros.
Los datos del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción muestran que en agosto Misiones contaba con 8.743 trabajadores formales en construcción, la mitad empleados en obras de inversión estatal, colocando a la provincia como líder en empleo en la construcción en el Nordeste Argentino.
Ferraro señaló que buscarán un modelo similar al chileno, promoviendo la participación del sector privado en la infraestructura, con un ingreso garantizado por el Estado. Argumentó que Argentina tiene un gran atraso en infraestructura y que las estimaciones para su valorización equivalen a un 15% del PBI anual, imposible de cubrir con el presupuesto público.