El plazo fijo es una de las inversiones favoritas de los argentinos. Aún cuando muchas veces no alcanzan a resguardar el capital del efecto erosivo de la inflación, los clientes bancarios los eligen por la simpleza al momento de constituirlo.
Para intentar mitigar la pérdida de poder adquisitivo que supone el constante aumento de precios, hace algunos años surgió el plazo fijo UVA y tiempo después, su versión precancelable (que además ofrece una tasa fija de 1%). Ambos instrumentos ofrecen una tasa variable, cuya evolución sigue a la de la inflación, de modo tal de asegurar un retorno positivo.
Sin embargo, tras la última suba de tasas que realizó el Banco Central (BCRA) el plazo fijo tradicional volvió a la competencia, con una tasa nominal anual de 91%, equivalente a un rendimiento mensual de 7,58%. De esta manera, la decisión entre un plazo fijo UVA y uno tradicional ya no es tan clara como hasta hace algunas semanas.
Qué plazo fijo conviene, según la inflación
A partir de la suba de 10 puntos en la tasa mínima garantizada para los plazos fijos de hasta $30 millones constituidos por individuos, el depósito clásico mejoró sus perspectivas. Economistas consultados por TN indicaron que, en este escenario, para que el plazo fijo UVA precancelable a 90 días tenga un retorno mayor al tradicional, la inflación mensual debería ser de al menos 7,5%.
En marzo el costo de vida subió 7,7%, por lo que las colocaciones en UVA tendrían un rendimiento mejor que las tradicionales. Dado que la actualización de la UVA tiene unos 45 días de retraso, quienes hayan hecho un plazo fijo ajustable en abril, habrán percibido una tasa real positiva.
El dato de inflación de abril se mantendría alto, aunque no está claro que supere el 7,5%. Algo similar se espera para mayo. Teniendo en cuenta esas estimaciones, el plazo fijo tradicional puede ser una elección más competitiva, ya que tiene un rendimiento directo de 24,5% a tres meses, considerando el cobro mensual de intereses o capitalización.
Plazos fijos: cuál es el horizonte de inversión
En contextos de alta incertidumbre como el actual, una ventaja adicional de las colocaciones clásicas es que se pueden hacer a 30 días e irlas renovando mes a mes. Esto permite al cliente captar el beneficio de nuevas subas de tasas que el BCRA pueda hacer en los meses siguientes. En cambio, los plazos fijos UVA requieren inmovilizar el capital durante 90 días y una vez pactado ya no se perciben eventuales cambios en las tasas.
Los datos del sistema bancario muestran la preferencia de los clientes por los depósitos de corto plazo. De acuerdo con la información procesada por la consultora LCG, en abril el 90% de los plazos fijos fue confeccionado por un período de tiempo menor a los 60 días, 0,8 puntos porcentuales más que el mes anterior.
Es una dinámica que se mantiene desde enero del año pasado. “Actualmente, el plazo promedio de las colocaciones a plazo se encuentra en los 52,5 días. Este nivel es el más bajo desde febrero de 2003″, agregó la consultora.
Fuente: TN