Las líneas de colectivos del Grupo Z, integrantes del Sistema Integrado Metropolitano, han reducido sus frecuencias entre semana, y se rumorea que esta medida podría extenderse hasta fin de año. La falta de combustible, cuestiones relacionadas con las elecciones y otras políticas internas del grupo son mencionadas como posibles razones detrás de esta decisión. La escasez de información oficial ha llevado a que los usuarios enfrenten inconvenientes y cambios bruscos en los horarios sin previo aviso.
Choferes de las líneas afectadas expresan su cansancio ante las críticas de los usuarios, quienes se ven afectados por la falta de servicios y líneas de refuerzo. Además, reportan que la reducción de frecuencia se debe a una racionalización del combustible. A pesar de la importancia del transporte público para la comunidad, la falta de comunicación y control estatal genera preocupación entre los usuarios.
El problema se agrava con las dificultades en la carga de tarjetas SUBE, con menos puntos de recarga y, en algunos casos, la negativa de establecimientos a cargar crédito como forma de protesta. Algunos usuarios también reportan que la empresa planea retirar la tarjeta SUBE y fomentar el uso de la aplicación de billetera virtual como único medio de pago.
Además, se ha registrado malestar entre los trabajadores debido a descuentos significativos en sus salarios, relacionados con la eliminación de horas extras y francos trabajados. Los trabajadores expresan su descontento y han considerado medidas de protesta, pero la falta de unidad en los pagos ha dificultado una acción conjunta.
En este contexto, la incertidumbre y la falta de transparencia por parte de la empresa generan preocupación tanto para los usuarios como para los empleados del Grupo Z. La falta de comunicación formal agrava la situación y resalta la importancia de una gestión eficiente y transparente en el transporte público.