La Academia mantiene el invicto gracias a dos goles de Lisandro López a los 6 del primer tiempo y 20 del segundo. En el complemento, Wanchope anotó a los 38 y Villa a los 42 para el Xeneize.
Boca pudo ganarlo después de ver de cerca la lona. ¿Fue el equipo el que produjo semejante conversión o, simplemente, la dinámica ilógica del fútbol? Digamos que mitad y mitad. Hubo una reacción, en efecto, una voluntad de no salirse del partido. Pero esa sola condición no alcanza. Lo certifican que las piernas de Rossi, que salvaron al equipo del 0-3. Se necesitaba algo más.
Como mínimo, una jugada compuesta para achicar el déficit de ánimo y, de ser posible, el de números. Cuando llegó, con el descuento de Wanchope, Racing entró en estado de tren fantasma: perdió la pelota, buscó el liderazgo de Lisandro, que ya no estaba, y Gago logró por fin encontrase con la pelota.