En la madrugada de este viernes, un comercio ubicado en la avenida San Martín, kilómetro 4, fue blanco de un violento asalto. Tres hombres armados ingresaron al lugar simulando ser clientes, dispararon contra un empleado y agredieron físicamente a un cliente antes de huir con una importante suma de dinero.
Un asalto que inició con engaño
El robo ocurrió cerca de la 1 de la madrugada, cuando los asaltantes llegaron al maxikiosco y pidieron una cerveza, actuando con total tranquilidad. Según relató Daniela Cortez, hija del propietario y testigo del hecho, todo cambió cuando uno de los hombres volvió al local tras una breve salida y sacó un arma.
«Compraron una cerveza, la pagaron y cuando parecía que se iban, regresaron. Uno de ellos empujó a mi secretario y empezó el caos», relató Cortez. Tras escuchar un disparo, la joven huyó para pedir ayuda, creyendo que su compañero había sido asesinado.
El saldo del ataque
El empleado herido sufrió un roce de bala en la mano que requirió ocho puntos de sutura, además de cortes y golpes al caer sobre unos cajones de vino. Un cliente que se encontraba en el local también fue golpeado con la culata de un arma.
Los asaltantes exigieron la apertura de una caja fuerte que, por coincidencia, tenía la llave puesta debido al cierre de jornada. «Se llevaron toda la recaudación del día, cerca de un millón de pesos, pero no tocaron otros valores porque no guardamos dinero en el local», explicó Cortez.
Una fuga sin prisa
Tras el robo, los delincuentes cruzaron la avenida caminando tranquilamente y se dirigieron hacia el barrio Schick o Bompadre. A pesar de que había testigos en las inmediaciones, los asaltantes no mostraron nerviosismo, lo que, según Cortez, denota un actuar profesional.
Cortez denunció la falta de alumbrado público y patrullaje en la zona como factores que facilitan este tipo de delitos. «Es una esquina completamente oscura, no tenemos iluminación ni enfrente ni en las calles cercanas. Necesitamos más patrulleros y prevención», sostuvo.
Un negocio marcado por la inseguridad
Este no es el primer asalto que sufre el comercio. Hace tres años, un ladrón armado con un cuchillo atacó al propietario del local, quien resultó herido en el abdomen. En esa ocasión, la empleada cómplice del delincuente fue detenida junto con él.
Ahora, la familia Cortez evalúa modificar su método de trabajo por seguridad. «Siempre trabajé con las puertas abiertas, pero desde ahora voy a cerrarlas con rejas a partir de las 21 horas», concluyó Daniela, visiblemente afectada.