Entre junio y agosto se importó poco más de medio millón de kilos de yerba molida a granel, lo que llamó la atención de productores, no tanto por la cantidad sino por la modalidad de esas importaciones.
Desde fines de 2019, cuando se volvió a importar yerba después de décadas, todo el material que ingresaba desde Brasil y Paraguay lo hacía en forma de yerba canchada, lo que resulta lógico teniendo en cuenta que los compradores son molineros. Pero desde fines del año pasado, la importación de canchada disminuyó casi a cero y desde el sector lo atribuyen a la intensa tarea de control de calidad que realiza el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) en cada uno de los envíos que llegan al país y también en la canchada producida localmente.
Gracias a esos controles, se detectó en algunos de los cargamentos que ingresaron el año pasado desde el exterior, la presencia de metales duros potencialmente peligrosos para la salud humana. Esto se debe a que la producción de yerba mate de Brasil y de Paraguay no tiene los mismos estándares de calidad que la producción argentina, lo que hace que en esos dos países pueda conseguirse yerba más barata que en nuestro país.
Los controles desanimaron a la industria a seguir importando yerba canchada, pero la yerbatera correntina Las Marías, que elabora las marcas Taragüí, Mañanita y La Merced, entre otras, optó en los últimos meses por ingresar al país yerba mate molida a granel, que es declarada ante la AFIP como producto listo para consumo, a pesar de no estar envasada, práctica que fue imitada también por otro establecimiento yerbatero misionero.
Al considerarse un producto ya elaborado y no una materia prima, el INYM no tiene potestad para hacer controles de calidad y desde distintos sectores de la producción argumentan que el motivo real para importar yerba molida es justamente evitar el control sanitario del instituto yerbatero. MOL