El conductor, al volante de una camioneta blanca, atravesó a gran velocidad una barricada colocada para las festividades, impactando contra las personas congregadas en la zona. Luego del atropello, el agresor descendió del vehículo y abrió fuego contra dos policías que se encontraban en el lugar. Los agentes respondieron a los disparos, generando un enfrentamiento que alarmó aún más a los presentes.
Testigos relataron que el vehículo avanzó sin detenerse, causando caos y múltiples víctimas antes de que los disparos provocaran más confusión. Jim y Nicole Mowrer, turistas de Iowa, describieron haber escuchado «ruidos de choques» seguidos por disparos, mientras trataban de auxiliar a los heridos.
La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, lamentó el hecho y lo calificó como una tragedia que enlutó la ciudad en una noche de celebración. El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, expresó su consternación a través de redes sociales, describiendo el suceso como un «horrendo acto de violencia» y solicitando oraciones por las víctimas.
Aunque inicialmente se sospechó de un posible ataque terrorista, el FBI descartó esta hipótesis. La superintendente de la Policía de Nueva Orleans, Anne Kirkpatrick, confirmó que el incidente fue intencional y no el resultado de un accidente o del estado de intoxicación del conductor. “El agresor tenía la clara intención de causar daño a la mayor cantidad de personas posible”, señaló.